Nuevo Saqueo, viejas recetas

2019-02-27T12:20:21-03:00 27/06/2017|

El gobierno nacional de Cambiemos está inaugurando la tercera etapa de megaendeudamiento de la historia argentina.

Otra vez, bajo el argumento de la supuesta muestra de confianza que ofrece el país de cara al futuro, casi en los mismos términos que utilizaran Martinez de Hoz y Cavallo, Macri y sus Ceos condicionan a 100 años el destino, ya no de su gobierno sino los próximos 25 gobiernos del país y de cuatro o cinco generaciones.

El endeudamiento público interno, contraído en el primer año y medio de gobierno macrista, ya supera los 80.000 millones de dólares, y no ha mostrado detrás de semejante despropósito alguna reactivación económica sustentada en la generación de empleo, en la reactivación de la industria, en el sostenimiento de las Pymes o en alguna medida que se direccione hacia una verdadera recuperación del país.

El último informe del Observatorio de la Deuda Externa de la Universidad Metropolitana de la Educación y el Trabajo (UMET) informa que la Argentina es el país con mayor emisión de deuda en dólares del mundo (45.951 millones de dólares). El segundo lugar es ocupado muy atrás por Arabia Saudita con 17.500 millones.

La reciente emisión de un bono a 100 años a una tasa implícita altísima se convertirá en la operación financiera más rentable para los grandes fondos de inversión internacional… en todo el mundo. Lo repito para que tomemos dimensión de la gravedad de los hechos: MACRI ESTÁ HIPOTECANDO NUESTRO FUTURO PARA OFRECERLE A LOS MERCADOS INTERNACIONALES, EL MEJOR NEGOCIO FINANCIERO DEL MUNDO.

Esta es la frutilla del postre de una estrategia endeudadora irresponsable. Las múltiples señales emitidas al sistema financiero internacional lejos de posicionarnos en mejores condiciones frente al mundo, ni siquiera redujeron el costo del endeudamiento tal como prometían los funcionarios del gobierno nacional.

Las consecuencias inmediatas de esta política ya las conocemos, ya las experimentamos, ya las vivimos en el 2001 por nombrar solo uno.

Vamos de nuevo camino a limitar severamente los márgenes de maniobra de la política económica nacional. Para pagar la deuda que están contrayendo Macri y sus socios habrá que seguir recortando el presupuesto público, con menos recursos para atender las necesidades prioritarias de los argentinos en salud, educación, seguridad, infraestructura, desarrollo productivo. Por ejemplo, para cancelar los intereses de las Lebac, el BCRA destinará este año una cifra aproximada de 11.000 millones de dólares, equivalente a los fondos destinados a las áreas de Salud y Educación (en conjunto) en el Presupuesto 2017, tal cómo señala un informe del Centro de Desarrollo Económico Benjamín Hopenhayn.

Repito, lo más preocupante de toda esta dinámica es que el endeudamiento no tiene como contrapartida la financiación de un proyecto productivo. Los dólares que ingresan por esa ventanilla se van rápidamente en concepto de pago de intereses de deuda, fuga de capitales y turismo.

El Macrismo, fiel a los intereses que muchos suponíamos venia a defender, a menos de dos años de haber asumido y sin haber tomado una sola medida de protección al salario, a la industria nacional, sin haber concretado una sóla inversión de capital y trabajo extranjera de las tantas que habían prometido, elige las viejas recetas, el peor pasado y someter al país a un régimen de sometimiento externo, del que será muy difícil salir.

No le tocaron un solo centavo al sistema financiero, no gravaron a la renta financiera, no modificaron un ápice del insoportable régimen fiscal que carga sobre la clase media, pero libera a los exportadores de materia prima – agroexportadores y mineras- de casi todas las cargas impositivas.

Exijamos a nuestros legisladores nacionales y a cada uno de los actores de la política nacional que se opongan. Que lo impidan. Que el congreso nacional lo deje sin efecto.

No permitamos, en nombre de nuestra historia, que nos vuelvan a someter al saqueo financiero, no seamos pasivos testigos de semejante asalto brutal. No esperemos a la explosión social, para asumir que tenemos la obligación de impedir que esto prospere.

Les pido que nos manifestemos contra esta decisión y que le encomendemos a nuestros representantes nacionales una acción que impida este atraco.